Fenomenología y Filosofía Primera 
«El filósofo se incluye a sí mismo, en cierto modo de una vez para siempre, en la peculiar tradición de los hombres sin tradición, o sea, de los socráticos» M. G-B.

García Norro. De Cómo nuestros cerebros crean la belleza, el bien y la verdad.



Os compartimos "De como nuestros cerebros crean la belleza, el bien y la verdad", del profesor García Norro. En este artículo valora y toma postura crítica, respecto a la obra y traducción de Jean-Pierre Changeux, "Sobre lo verdadero, lo bello y el bien". A continuación el enlace al artículo completo, y algunas de las líneas  del artículo de García Norro.


   García Norro, Juan José, “De cómo nuestros cerebros crean la belleza, el bien y la verdad” en Revista de libros, Segunda Época, marzo de 2014. [http://www.revistadelibros.com/articulos/de-como-nuestros-cerebros-crean-la-belleza-el-bien-y-la-verdad]. 


"No obstante, permítaseme insistir de nuevo, todos estos avances espectaculares dejan la cuestión fundamental sin resolver. Si se busca una descripción científica adecuada de la conciencia, no basta con establecer –pues a esto se reduce en lo esencial el extenso argumento de Changeux y la Neurología– la existencia de una correlación, que, por otra parte, nadie niega. Que un pensamiento, elemental o complejo, requiera para ejecutarse una actividad neuronal, bioquímica en el fondo, no supone en absoluto que ese pensamiento no sea más que fisiología. La táctica de todo reduccionismo («A no es más que...») aplicada a este problema se muestra inadecuada. La actividad neuronal es el sustrato, si se quiere, la causa material, una condición sine qua non de la vivencia psicológica. Incluso puede sospecharse, aunque esto sea ir claramente más allá de lo que la Neurología muestra, que el funcionamiento cerebral es la causa eficiente de la actividad psíquica. Aun concediendo esto, no se habría demostrado la identidad de lo mental y lo fisiológico que exige el materialismo. Que pensemos gracias a tener un cerebro no significa que sea el cerebro el que piensa. De la misma forma que andamos con los pies, pero no son los pies los que andan. Un yo, una conciencia, la perspectiva subjetiva, quedan inalcanzados con la comprobación de su dependencia del funcionamiento del sistema nervioso."

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