Entendiendo por mística la plenitud del modo religioso de la existencia humana, la meditación de en qué consista el fondo último del espíritu de la persona es ya un recorrido casi místico. Cuando se considera la estructura de la realidad conteniendo enigmas y misterios, se abre la posibilidad de una mística coral y no solitaria, de la que la tradición de las religiones no parece haber hablado con la fuerza que habría sido imprescindible.